Charo Urbano Sánchez: la medicina de la risa

 Charo Urbano Sánchez, vecina de Tomares desde hace veinte años, transmite muchas emociones a quien la escucha: compromiso, autenticidad, capacidad crítica, afecto, sinceridad y por encima de todo, fuerza. Una se encuentra ante una mujer resiliente, capaz de caer y volver a levantarse cuantas veces sea necesario. Solo esta fortaleza hace posible que, en los momentos más duros de la pandemia, Charo haya estrenado la obra “Esto no es lo que era”, que se puede ver en el Teatro Platea de Sevilla hasta el 14 de marzo. En esta obra da vida al souvenir de la muñeca flamenca, observadora privilegiada del cambio social durante los últimos sesenta años. “Es una comedia muy divertida, muy fresca y la gente se lo pasa muy bien”.

En estos momentos, nos confiesa, “la risa es más necesaria que nunca y totalmente segura, porque no ha habido ningún brote en el mundo de la cultura”. Se enorgullece de que, por un par de horas, el público que asiste al espectáculo olvida la tristeza y la incertidumbre que nos rodea. Se emociona al recordar a cuatro enfermeras que la esperaron al final de la obra para agradecerle por tantas risas. “Parece ostentoso, pero me siento como una enfermera de los corazones, del alma”.

Desde pequeña, Charo disfrutaba cantando, bailando, haciendo reír, subida encima de una mesa… Aunque siempre estuvo vinculada al teatro, comenzó a estudiar tarde, con veintinueve años. Estudió interpretación y artes escénicas en la Escuela de Artes Escénicas “El Centro” de Sevilla. Desde entonces, el año 2003, no ha dejado de trabajar.

A pesar de que en sus inicios participó en muchas “performances” y actuaciones en bares, lo más destacable han sido su interpretación en “Estrella Sublime” durante catorce años y “En Sevilla hay que morí”.

Destaca su colaboración con asociaciones de mujeres, con mujeres en riesgo de exclusión social en las Tres Mil Viviendas y con reclusas, con las que utilizaba el teatro como herramienta para aprender a expresarse e intentar resolver sus problemas. Desarrolló esta actividad, de la que se siente especialmente orgullosa, durante ocho años.

Ha participado en dos películas y varias series (“La que se avecina”, “Grasa”, “Cuéntame cómo pasó”) ha escrito y ha dirigido teatro. 

No ha sido fácil el camino. Si observamos el mundo del espectáculo, deducimos que muy pocas mujeres triunfan como humoristas. Aunque la televisión no refleje completamente la realidad, porque en los teatros y en las escuelas hay muchas mujeres humoristas, “inexplicablemente” el humor de los hombres obtiene más éxito. “En mis manos, solo está el no parar, considerarme humorista y actriz y continuar”, nos comenta.

Tampoco es una casualidad que, en los medios audiovisuales, los actores maduros e incluso poco atractivos tengan mucha visibilidad, mientras que sus compañeras en el estudio de grabación deben ser muy jóvenes, muy guapas y delgadísimas. Existen pocos papeles para actrices mayores de 40 años, como si las mujeres a partir de esta edad desaparecieran de las series y las películas. Por el contrario, Charo considera que cuando se aparta de este estereotipo y se realizan obras con gente normal, el público lo agradece. 

También se queja de las tallas de la ropa, que crean la imagen de mujeres que no existen en la realidad: “El machismo que hay en la moda y en la tele es mortal. Se da una doble discriminación, por mujer y por edad”. De hecho, considera que muchas grandes actrices que no eran mujeres guapas, comenzaron a abrirse paso en el mundo del espectáculo gracias al humor.

En su opinión, no nos queda más que seguir luchando para avanzar hacia la igualdad entre mujeres y hombres.

A esto hay que añadir el factor andaluz, es decir, las reticencias que se dan hacia nuestro acento. Charo Urbano se declara “proactiva del andaluz”, defensora a ultranza del habla que ha mamado. Si le pagaran por interpretar un papel de vasca o de catalana, ya se preocuparía de imitar el acento, pero en las obras que ella escribe o dirige no tiene ninguna intención de hablar castellano. Lo mismo ocurre cuando la entrevistan en algún programa: ella habla con naturalidad, sin exageraciones ni impostaciones y todo el mundo la entiende; de eso se trata la diversidad de España.

A pesar de todo, Charo tiene la habilidad de reinventarse. Sus vídeos en las redes sociales le han granjeado la fama. Ella no se define como “influencer” ni “instagramer”, aunque los vídeos le permiten llegar a mucha gente. Algunos de ellos se han viralizado y alcanzado más de un millón de visitas. Le produce mucha satisfacción los mensajes del público, que le cuentan cómo esos vídeos le alegran el día.

Para ella, la mejor medicina es la risa, la única salida es el humor. Se levanta cada mañana dando las gracias por la salud de su familia, por tener lo necesario para vivir. Después, con esa vis cómica que la caracteriza, nos cuenta que mira el móvil y piensa en la hipóteca, las facturas… pero ese momento de serenidad matutina le da fuerzas para no vivir instalada en una queja continua. 

Charo Urbano, trianera criada en el Tardón, después de haber vivido en la zona de los Caños, decidió volver cerca de su madre y en Tomares encontró el lugar ideal. Hace vida en el pueblo, compra en sus tiendas, sale a caminar como cualquier vecina; la puedes ver en cualquier restaurante con amigas. A Charo Urbano, mujer cercana, humana, entrañable, aunque por fortuna no le falta el trabajo, le encantaría actuar en el Auditorio de este, que ya es su pueblo y ofrecer a sus amigos y amigas de Tomares la medicina de la risa.

 

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