Maribel Cintas:la paradoja del reconocimiento merecido por ser mujer
Maribel nos recibe en
el jardín de su casa, un lugar fresco y silencioso, donde se respira
paz. Con ella charlamos entre el murmullo del agua, el canto de los
pájaros y la brisa de la tarde. Allí, comienza a contarnos cómo
fue su llegada a Tomares y cómo adquirió esa casa, cuando toda esa
zona no era más que un gran olivar. Son unos terrenos
correspondientes a la 3ª fase de las Almenas, fruto de una
cooperativa de compradores, cuyo promotor fue Sánchez Barriga,
siendo alcalde José María Delgado Buiza en el año 1978. Nos
comenta que la cooperativa cedió una parte del terreno al
Ayuntamiento, terreno que actualmente ocupa el colegio Juan Ramón
Jiménez y el colindante de la feria, a cambio de la concesión de
los servicios públicos, ya que el alcalde les dijo que “nada de
privilegios, que si esto no es una urbanización privada, tienen que
pagar”
En 1980, abandona su piso del Tardón en Sevilla y junto con su ex marido y sus tres hijas, se vienen a vivir a Tomares, que entonces tendría unos 3.000 habitantes, en unas condiciones totalmente precarias: la pavimentación aún en fase de realización, sin agua y sin luz; pero no le importó, pues desde el principio, el lugar la sedujo. Por entonces, trabajaba como profesora de literatura en el instituto Bécquer de Sevilla y como su hija pequeña era aún un bebé, había de dejarla al cuidado de Angelita, dueña de un pequeño kiosco de chucherías, frente al colegio Juan Ramón Jiménez, al cual acudían sus otras dos hijas. Años desués, su hija mayor fue concejala de Cultura en el primer mandato de la alcaldesa Antonia Hierro.
Este trasiego de vida, no fue impedimento para quebrar su ambición, ya que su enorme voluntad y su amor por la literatura y por la investigación periodística la llevaron a lo que sería un gran hito para literatura española moderna y también para su vida, pues gracias a la labor investigadora de su tesis doctoral, fue rescatado del olvido Manuel Chaves Nogales, uno de los grandes escritores del siglo XX, y así hoy, conocemos y podemos deleitarnos con sus obras, tanto literaria como periodística. La casualidad quiso que acudiera a la Facultad de Filología en busca de un tema para su tesis y su director le hiciera partícipe de un documento de un periodista desconocido, del que no había ningún dato. De este hilo tiró Maribel Cintas hasta convertirse en la editora de Chaves Nogales.
Sin embargo, aquí también comienza su perplejidad y la paradoja de su merecimiento, porque, pese a ser ella la primera que edita, biografía y recopila toda la información existente sobre este autor en colaboración con la Diputación de Sevilla, ahora que es famoso mundialmente, se la quiere anular, no haciendo evidente este reconocimiento por parte de comentaristas y editores actuales.
Maribel se duele y, con más pena que rabia, nos dice que se siente mal-tratada, que ser mujer no es fácil, ni dentro de casa con hombres que se dedican a arreglar el mundo, mientras abandonan el cuidado de sus familias; ni en la calle, donde tienes que trabajar con horarios incompatibles para la conciliación; sin embargo, “cuando eres joven parece que puedes con todo”. Reconoce que en el instituto, el trato con sus compañeros fue igualitario; pero fue cuando se lanzó al mundo de la editorial, y le llegó la fama, cuando se hizo hiriente la discriminación “quizás porque nunca he sido competitiva en el sentido masculino de la palabra, o porque tal vez no me he defendido o reivindicado con agresividad. Lo cierto es que he recibido por parte de determinados hombres, que dicen ser adalides y defensores del feminismo, un tratamiento machista, a veces hasta insultante; y yo creo que ese trato, es por el hecho de ser mujer”.
Sin embargo, se siente orgullosa de su trabajo y de lo conseguido y así, con una actitud quijotesca, sigue inmersa en nuevos proyectos que pronto verán la luz. Y sin arrogancia, nos despide con estas palabras “ Como decía Antonio Machado, a mi trabajo acudo”.
PS: Pablo Juliá es el autor de la foto de Maribel joven.
La entiendo perfectamente.
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