Margot Pérez-Aguirre López: física y librera
La librería Prisma de Tomares solo cerró una tarde desde que Margot había emprendido este proyecto junto a Lola López en 1997. Aquella vez, José Saramago estaba en Sevilla impartiendo una conferencia y la librera no dudó en echar el cierre y ponerse en la cola para entrar en la sala. Por desgracia, era tanta la afluencia de público, que no pudo acceder y se volvió a Tomares sin poder conocer en persona a uno de sus autores preferidos. Su sorpresa y agradecimiento fue mayúsculo cuando, al día siguiente, un cliente se presentó en la librería con un libro dedicado para ella por el autor portugués, tras haber soportado varias horas de cola.
Esta y otras muchas anécdotas puede contar Margot después de veintidós años al frente de un establecimiento que se convirtió en mucho más que una tienda de libros, más bien en una fuente de cultura y promoción de la lectura.
No puede evitar reír al recordar las carcajadas por los comentarios de algunas clientas que confesaban colocar Cincuenta Sombras de Grey en la mesa de noche y obligar a sus parejas a leer un capítulo antes de dormir.
Tampoco olvida el primer ejemplar de Harry Potter que vendió y cómo aseguró a la compradora que aquel libro tenía todos los ingredientes para alcanzar el éxito.
Inteligente, prudente, de sonrisa tímida, Margot no era mujer de letras, al menos no sólo de letras. Nacida en Tetuán en 1953, estudió Física en la Universidad de Sevilla, a pesar de que su familia quería que cursara Farmacia. Tan solo cinco mujeres entre 30 estudiantes formaban parte de su clase, mujeres muy brillantes según nos cuenta.
Para ella, estos estudios no supusieron grandes esfuerzos, ya que los tres últimos años los compaginó con el trabajo como dependienta en la tienda de decoración que su familia poseía en el centro de Sevilla. Al finalizar sus estudios de Física, la joven Margot soñó con dedicarse a la investigación e incluso solicitar una beca Fullbright, que la llevase a Estados Unidos. El choque con la realidad, junto a su noviazgo, la hizo desistir.
Tampoco fue posible emplearse como física en ninguna empresa sevillana, alguna de las cuales le insinuó que su condición de mujer impediría el acceso a ningún puesto de trabajo.
Las circunstancias familiares propiciaron que Margot terminara dedicándose en exclusiva a la tienda de decoración.
Desde 1976 fijó su residencia en Tomares, cuando al núcleo urbano original sólo se había sumado la construcción de Altamira Fase I, ya que ella adquirió su vivienda en la Fase II.
Durante aquellos años, entre la tienda de decoración y la participación como madre de los centros educativos en los que estudiaban su hijo y su hija, la vida corrió como un bólido de carreras.
En 1997 decide emprender, con gran ilusión, el proyecto de la librería, junto a su amiga Lola López. Nadie creía que la librería llegara a ser un negocio rentable. De hecho, durante los primeros años, prácticamente no percibían ingresos, aunque tampoco les produjo pérdidas. Con el tiempo y la paciencia, la librería Prisma se consolidó, llegando a convertirse en algo más que una tienda de libros.
Desde su atalaya privilegiada, Margot ha sido testigo de los cambios editoriales y los hábitos lectores.
Ha comprobado cómo cada vez más autoras publican y tienen éxito, en una amplia variedad de géneros literarios, desde la romántica, que parecía estar hecha por y para mujeres, hasta la novela policíaca, la ciencia ficción, el ensayo o la poesía.
Entre las autoras españolas, reconoce que Los Pazos de Ulloa de Emilia Pardo Bazán, la impresionó desde la primera línea. Entre las escritoras actuales, destaca la evolución de Rosa Montero o la maestría de Sara Mesa.
A las chicas jóvenes que se acercaban a la librería, aconsejaba leer a Jane Austen, porque a través de sus novelas se percibe un inicio del feminismo.
También existen diferencias entre mujeres y hombres a la hora de adquirir libros. Mientras ellas abarcan diferentes estilos, buscan consejo, escuchan recomendaciones y leen tanto a escritores como a escritoras, los hombres se atreven menos con las autoras y suelen escoger lecturas sin preguntar.
Lectora voraz desde su infancia, hija de una madre también lectora, defensora del papel democratizador de las bibliotecas públicas, su biblioteca personal sólo contenía libros hasta el año 1997.
Tras su jubilación se hizo asidua a las bibliotecas. Durante la pandemia, se sintió perdida sin nuevas lecturas. Por fortuna, pudo acceder al espacio virtual de la biblioteca municipal de Bormujos y desde entonces, confiesa haberse habituado a la lectura digital, que compagina con el papel.
Margot Pérez-Aguirre López, física y librera, recomienda leer siempre, leer de todo, leer por puro placer.
Hola Margot, soy Chari, mamá de Sara Romero.Recuerdo la infancia de mi niña en tu librería, apenas andaba y ya era su sitio favorito de Tomares.Entrávamos y no teníamos hora de salir y allí estabas tú, siempre amable y sonriente. Hoy esa niña "come libros" escribe y cursa un doble grado de filología y quizás algún día presente su obra en su pueblo y seas invitada de honor, pues todo suma y tú has sumado mucho en la cultura de muchas niñas y niños de Tomares. Siempre agradecida💜
ResponderEliminarComo bien reflejais, Margot ha sido un referente en la cultura del pueblo...Enhorabuena por todos estos años compartiendo tu pasión por la lectura
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